Una larga pasarela de madera, que los años y las inclemencias climáticas han destruido, unían la isla de Aucar con la costa de Quemchi. Este islote de playa pedregosa es un espacio con una pequeña capilla de madera, una planicie para las procesiones y un cementerio donde las almas navegan.
La pasarela se construyó para que los deudos no tuvieran que esperar las bajas mareas para cruzar a enterrar sus muertos en el cementerio ubicado a un costado de este pequeño islote de playas pedregosas.
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