Pedro Barriéntos en su Historia de Chiloé, publicada en la década del cuarenta, describió el carácter de los habitantes de este mundo insular como: "Fatalistas y supersticiosos... Creen en brujos y duendes, en apariciones y entierros. Ciertos fenómenos físicos lo anonadan. El grito de las aves nocturnas, los sueños, la presencia de animales marinos, de una rana o de un jote que con las alas abiertas toma el sol sobre la cumbrera de una casa, los hacen discurrir, ora anunciando la buena suerte, ora la desgracia próxima o remota. Pero esto tiene sus explicaciones. El aislamiento en que han vivido durante siglos; la naturaleza exhuberante que los rodea; el clima, los cambios atmosféricos, bruscos y violentos, que se producen repentinamente, etc."
viernes, 5 de octubre de 2007
HABITANTES DE UN MUNDO INSULAR
HABITANTES DE UN MUNDO INSULAR
Pedro Barriéntos en su Historia de Chiloé, publicada en la década del cuarenta, describió el carácter de los habitantes de este mundo insular como: "Fatalistas y supersticiosos... Creen en brujos y duendes, en apariciones y entierros. Ciertos fenómenos físicos lo anonadan. El grito de las aves nocturnas, los sueños, la presencia de animales marinos, de una rana o de un jote que con las alas abiertas toma el sol sobre la cumbrera de una casa, los hacen discurrir, ora anunciando la buena suerte, ora la desgracia próxima o remota. Pero esto tiene sus explicaciones. El aislamiento en que han vivido durante siglos; la naturaleza exhuberante que los rodea; el clima, los cambios atmosféricos, bruscos y violentos, que se producen repentinamente, etc."
Pedro Barriéntos en su Historia de Chiloé, publicada en la década del cuarenta, describió el carácter de los habitantes de este mundo insular como: "Fatalistas y supersticiosos... Creen en brujos y duendes, en apariciones y entierros. Ciertos fenómenos físicos lo anonadan. El grito de las aves nocturnas, los sueños, la presencia de animales marinos, de una rana o de un jote que con las alas abiertas toma el sol sobre la cumbrera de una casa, los hacen discurrir, ora anunciando la buena suerte, ora la desgracia próxima o remota. Pero esto tiene sus explicaciones. El aislamiento en que han vivido durante siglos; la naturaleza exhuberante que los rodea; el clima, los cambios atmosféricos, bruscos y violentos, que se producen repentinamente, etc."
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