jueves, 20 de noviembre de 2008

CHILOTES FUSILADOS EN LA PATAGONIA

CHILOTES FUSILADOS EN LA PATAGONIA

Era inicio de noviembre del año 1921, un año seco en la Patagonia, cuando Varela y sus soldados recorrían las estancias de Santa Cruz, Argentina, fusilando a los dirigentes obreros en su mayoría españoles anarquistas; y a los chilotes que participaban de esa huelga de peones de estancias cansados de soportar abusos y ganar sueldos miserables, habitar establos, comer carne de corderos viejos, dormir en camarotes usando piojosos cueros de oveja como colchón. Trabajar doce horas diarias con viento, lluvia o nieve, a veces descansar los domingos y no tener las tardes de los sábados para lavarse y sacar de la ropa el sebo de la traspiración.
A los españoles se les fusilaba por ser anarquistas y dirigentes de la Sociedad Obrera de Río Gallegos, a los chilotes se les fusilaba por andar por las estancias limosneando trabajo. Llegaban desde sus islas como animales amontonados en las bodegas de los barcos o a pie cruzaban la cordillera a limosnear miserias, y ensuciar una tierra propiedad de inmigrantes europeos.
Fueron miles de chilotes fusilados en las estancias por donde pasaba el Coronel Varela con sus soldados y la Guardia Blanca de la Liga Patriótica Argentina.
En Chile los periódicos publicaban que cientos de bandoleros bien armados asolaban la Patagonia, y se tomaban la ciudad de Río Gallegos. En Chiloé, un grupo de islas al final de todo, en el único periódico de un pueblo de poco más de dos mil habitantes, publicaba que los bandoleros quemaban estancias, asesinaban a dueños y administradores, robaban caballos. Era un ejército de bandoleros que habría de cruzar la frontera para invadir Chile. El ejército chileno envió tropa a vigilar la frontera amenazada.
La verdad era que en la Patagonia estaban fusilando a los chilotes, y en la pampa los dejaban sin sepultarlos como si fueran cadáveres de perros para alimento de animales carroñeros. Hoy en Chiloé no quedan cicatrices de esa historia y todo es amnesia. En los años de esa matanza la Sociedad Obrera de Magallanes afirmó que fueron más de 1500 los obreros fusilados, los estancieros reconocieron 900, y el ejército argentino como burla dijo que fueron 26 obreros muertos cuando trataban de huir, y se les aplicó la Ley de Fugas. Pero en el monumento a los obreros fusilados en la estancia La Anita, cerca de Calafate, hoy se puede leer en la placa conmemorativa. “Esta es la tumba de 610 obreros fusilados”, y eso en algo desmiente toda la mentira.
El Teniente Coronel Héctor Benigno Varela, el tercero de derecha a izquierda, con los oficiales del décimo de caballeria y algunos integrantes de la Liga Patriotica Argentina de Río Gallegos; días después de finalizada la matanza de obreros durante la huelga grande del año 1921.