
Voy a romper la estatua de los formalismos generacionales para personalizar mi visión de la poesía de la Maestra Sonia Caicheo, y así mejor fundamentar porque creo tan merecido y bien otorgado el Premio de Extensión Cultural Chiloé. Mi primer recuerdo de la poesía de Sonia Caicheo se asocia con un invierno del año 1984, en el gimnasio de la Escuela Uno, la Escuela de Hombres, hoy la Luis Uribe Díaz; cuando presentaba su libro Recortando Sombras. Si no me equivoco quien presentó el libro fue don Mario Uribe Velásquez, si me he equivocado no importa porque él estuvo allí, junto al maestro Cesar Vera, y a don Hipólito Villegas, y don Samuel Alarcón, y otros maestros de la escuela uno. El público, un centenar de personas, escuchó atento sentado en modestas sillas de madera, sillas de escuela publica, de los años cuando los profesores hacían cultura y no competían por resultados; desde esos hoy lejanos años conozco la poesía de Sonia Caicheo que actualmente es reconocida como una de las voces poéticas de la generación que inició la nueva poesía y literatura de Chiloé, desde Chiloé. Antes hubo otros con una mirada externa y tradicional de un mundo isleño rural. Esa generación de profesores-poetas que comenzaron a publicar a fines de los 70 y principios de los 80 habitaba y escribía desde un lugar frontera entre lo real y lo mítico, en el limite de lo rural y lo moderno, desde la inestabilidad de lo dictatorial buscando encontrar ventanas para desde la poesía poder develar las sombras.

Pero la obra literaria de esta poetisa chilota también está enfocada a lo didáctico, es la profesora contagiando de aquello que ama a la infancia, abrir de par en par puertas para iniciar en los primeros pasos literarios a los niños. Es la vocación de una maestra normalista que va más allá de lo profesional. Ese es otro merito que lo llevó a obtener el Premio de Extensión Cultural Chiloé que entrega la Municipalidad de Castro. No es que este premio no lo merecieran otros; era el tiempo preciso para premiar a la profesora y poeta que a diario vemos por nuestra ciudad en sus trajines y conversaciones, siempre elegante con su chal de poesía y recuerdos; saludando a sus amistades, conocidos y ex alumnos con su sonrisa amable y un cumplido simple y cordial.

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