martes, 5 de mayo de 2009

CHILOTES EN LA PATAGONIA

En todas las crisis financieras quienes más resultan afectados son los obreros, y esta afirmación se demuestra con la actual ¿artificial? crisis de la industria salmonera quienes pagan y sufren sus consecuencias son los obreros y sus familias. El estado ha subsidiado a los empresarios y para el trabajador, algunas migajas de limosna. La caridad estatal la disfrazan con nombres políticamente correctos: Programas de inserción de empleos y otros nombres de irrealidad social. Esta depresión de los mercados hace creer que la civilización avanza en círculos y para fundamentar lo dicho me remoto a los años posteriores a la primera guerra mundial cuando la crisis de la industria ganadera ovina obligó a los dueños de las estancias, los frigoríficos, las empresas de navegación, astilleros y todas las industrias de la Patagonia a despedir obreros, y se produjo la huelga del frigorífico Bories donde es asesinado un dirigente. En protesta por la complicidad policial los obreros se toman el pueblo de Puerto Natales. La Braun y Blanchard manda a contratar nuevos trabajadores en Chiloé. En esos años como hoy los chilotes eran una mano de obra barata y desechable, sin protestar trabajaban jornadas de diez o más horas, no existía el ahorro previsional, ni condiciones de seguridad laboral, menos el derecho a ser indemnizados por accidentes laborales. Trabajabas para ganar un jornal, dinero que después enviabas a la familia.
A principios del siglo veinte la isla grande y su archipiélago era regido por una medieval economía de trueque. Intercambio de productos del mar, del bosque y de las siembras por mercaderías en el comercio de las dos pueblos mas importantes. Una economía que daba a Chiloé un orden colonial y una división de castas que perduraba desde el tiempo de los encomenderos. El comerciante abusaba del indio chilote pagando por un centenar de tablas de alerce algunos kilos de harina y un poco de azúcar. No existía moneda, ni industrias donde trabajar por dinero. Eran unos pocos no chilotes quienes al igual que hoy se beneficiaban de tener el poder económico y político que les daba el ser agentes de las empresas dueñas de la Patagonia.

Dicen orgullosamente que el pueblo de Quellón nació a consecuencias del Destilatorio que era la única industria en el Chiloé de las primeras décadas del siglo pasado pero se ignora que esa industria cancelaba el sueldo de los obreros con fichas cambiables por mercaderías en el almacén de su propiedad. Era un aberrante sistema de explotación, que podemos asemejar al dinero plástico cuando el obrero trabajaba gratis por haber endeudado su sueldo en un almacén que cobraba el doble o el triple del precio normal de los productos que vendía. Este sistema de explotación, los ingleses dueños del capital, primero lo instalaron en las salitreras, en las estancias patagónicas después, y en todos los lugares adonde llegaban a explotar recursos naturales aparecían sus “pulperías”. En el Baker Lucas Bridges quiso instalar una estancia para dar salida a los productos que producían sus establecimientos, Lago Posadas y Ghío, del otro lado de la cordillera, muy lejos del Atlántico. En el estuario del Baker, en la isla de los muertos, hoy quedan casi un centenar de tumbas sin nombres. Obreros chilotes fallecidos por no se sabe que aterrador misterio. A ellos se les cancelaba con fichas de cinco centavos o diez pesos de la época.
A todos esos lugares, las salitreras, las estancias de Magallanes, Tierra del Fuego, Argentina, al Baker viajaban los chilotes enganchados por los agentes de las empresas. Cuando se quiso instalar el agua potable y alcantarillado en la ciudad de Punta Arenas las autoridades municipales contrataron y financiaron un enganchador de obreros que fue enviado a Chiloé a buscar trabajadores. En los tiempos de viajar a la Patagonia entre septiembre y noviembre de cada año en Castro se embarcaban más de mil quinientos chilotes, casi un diez por ciento de la población total del archipiélago. Muchos de ellos no regresaban y en los años de crisis al finalizar la Gran Guerra Europea se quedaron vagabundeando por las estancias de la Patagonia.
En Chiloé, una isla sin industrias, era tan grande la cesantía que el gobierno de esos años se vio obligado a prometer soluciones, que miradas con la distancia del tiempo contienen muchas semejanzas demagógicas con las soluciones que ofrece el actual gobierno para los trabajadores en la actual crisis del capital financiero. El gobierno de Arturo Alessandri ofreció iniciar los trabajos de construcción de escuelas y caminos en la isla, nunca se realizaron. Las empresas del estado publicaban avisos en los periódicos de Chiloé ofreciendo trabajo en las selvas valdivianas, a los chilotes se le contrataría para hacer durmientes de coigüe pellín para el ferrocarril, se prometía una yunta de bueyes para dejar los durmientes al pie de la montaña. En Quellón el destitalatorio necesitaba hacheros pagaba seis pesos el metro ruma puesto en la montaña, no se decía que pagaban con fichas, con valor solo en el almacén de la empresa. También los periódicos publicaban que se necesitaban obreros para mejorar la senda que unía Puerto Aysén con el límite argentino, había que enviar a Puerto Montt antecedentes escritos. Una burla en esos años de altos índices de analfabetismo.
Durante la huelga en los frigoríficos la Braun y Blanchard contrató obreros en Chiloé y el gobierno mandó a los marineros de uno de sus buques de guerra para junto a los chilotes cargar la mercadería que se encontraba en el muelle de Puerto Natales; a los chilotes que nunca supieron iban a ser rompehuelgas, krumiros, carneros, en el lenguaje sindical de la época, se les hizo firmar en Castro un contrato en libras esterlinas. Contrato que nunca se cumplió.
El chilote sin educación formal, casi analfabeto, ciegamente buscaba trabajo sin saber de derechos laborales ni solidaridad sindical. Eso lo fue marcando, y fue la base de la discriminación. Pero aquellos obreros que ingresaban a los sindicatos, y se educaban en sus escuelas, terminaban siendo dirigentes de una conciencia social inclaudicable. No se debe olvidar que la primera Federación Obrera de Chile fue la Federación Obrera de Magallanes, que en su gran mayoría integraban chilotes, y Recabarren toma como ejemplo en sus discursos y artículos. Durante la gran crisis económica posterior a la gran guerra los estancieros argentinos cansados de las federaciones obreras y de que tanto indio chilote anduviera mendigando trabajo por sus estancias, provocando daños en los cercos y majadas, mandaron buscar al ejercito argentino para les solucionara el problema. Simplemente los fusilaron.

Los buques ya no llevaban trabajadores a la esquila en la Patagonia, y en Chiloé se sobrevivía de miserias los bisabuelos de nuestros hijos recordaban una gran hambruna en esos años. Mi madre de ochenta y tres años recuerda que sus padres contaban que en esa época de escasez comían hasta la raspadura de papa. Espero que con la actual crisis los obreros no lleguen al extremo de satisfacer su hambre con comida para cerdos en este país dividido entre quienes se aprovechan de las desigualdades de un sistema económico que entrega a los trabajadores migajas de una prosperidad y crecimiento cacareado con fanfarrias de oportunismo político en un Chile que por causa de las leyes laborales concertacionistas, que favorecen a los empresarios y desprotege los derechos laborales de los trabajadores, ha vuelto a ser un subdesarrollado país de inquilinos y patrones.

1 comentario:

Roberto dijo...

Hola. Siempre supimos que las salmoneras eran pan para ayer. Esta crisis nos cierra una puerta hecha de explotación y contaminación y quizás, quizás nos abre una ventana de retorno-invención de una agricultura más despierta y responsable (¿existirá algo como las manzanas cochipoñes o camuestas fuera de nuestra tierra?) y de microempresas enfocadas a la producción con un sello de origen.

Cuando se producen estos descalabros económicos, siempre provocados por los poderosos y pagados por nosotros, no queda otra que apretar los dientes y buscar alternativas, porque si nos quedamos esperando ayuda adecuada del Gobierno que vamos a terminar comiendo raspaza.

Saludos.